Selección de “327 vacas” de Gabriel Pantoja

Poemas extraídos de 327 vacas de Gabriel Pantoja, editado por Editorial Barnacle, 2023.

Escribí, madre, sobre vacas.
No te creas que es sobre vínculos
reales que escribo, siempre es otra
cosa que finge volverse vínculo lo
que escribe, siempre es al revés
de lo que uno piensa lo que pasa,
y lo que pasa así no pasa, y lo
pensado no es que lo piense uno
y uno tampoco es la suma de
uno, un vínculo no es entre dos
elementos sino que casi naturalmente
siempre hay tres, y se restan para
chocar y continuar chocando esos
tres levemente porque chocando
se vinculan y chocando también
se gastan y en el gasto hay
comercio y comercio es circulación
y circulación no siempre es vínculo.
No sé a cuánto está el pan y la
leche porque me he quedado
hablando, madre, con el kiosquero
y hablar no siempre requiere el saber
sobre cantidad o peso de las cosas,
hablar es también gastarse entre las
cosas, pulir hasta achicar esa parte
de uno que se quiere acabado en uno,
desembocado en uno y no en tres,
en dos, en los choques anteriores,
en los residuos de los choques
anteriores a los anteriores, en los
olvidos del saber, en las marcas
chisposas del olvido, en la pérdida
de peso de la cosa consistente por
la que ahora escribo, podría escribir
así madre, toda la tarde, sobre vacas.
Si vieras en sus ojos manchados
de negro, de pronto una luz, azulísima
como desde un fondo fulgura.

Como si
yo, de así
nomás
que estoy,
arrinconado
y quieto
a puro
irme
en la mañana
entre cosas
de leer y en
el balcón
viera
de la total
cosa, tan pronto
de la capital cosa
en la
total nada
salir y
presentarse
carnal
y
metafísica
ahí,
una vaca.

Libro 327 vacas de Gabriel Pantoja, editado por Barnacle, en primer plano sobre un paisaje campestre con vacas

Siempre me
pareció, poema,
que todo es
curvo y doble y
gris o medio
gris y el otro medio
no sé pero también
gris
probablemente
gris
y doble y curvo
y deforme
y hologramático
y ¿oís
entre la gente
y los autos, entre
gente que camina y los
autos, bajo la urgente
llovizna cayendo
el agudo, oís,
mugido
de las vacas?

Ya sabemos lo que ha hecho el significado con nosotros
ya sabemos lo que ha hecho el año con nosotros
ya sabemos lo que ha hecho el significado del
poema con el poema.
Eso de ahí es una puta carretilla roja. Una vaca mira
ahora la carretilla roja y no importa el significado. Se planta.
Ya sabemos
pero no sabés vos, lo que sigue haciendo el año
con nosotros. Lo que ha seguido haciendo el
significado con el poema. Ahora sos
un bloque de cemento apoltronado ahí, en la pared. Sos
un ladrillo en la pila de ladrillos puestos ahí, sobre la pared. La
pared rota es lo que mira ahora la vaca. Se concentra.
Sobre la pared se apoya la puta carretilla, y no es ya
roja, la puta carretilla, sino como este presente es,
chiquitito y rápido, y oxidado
bajo la lluvia de cemento. Y no son,
no, aquello flores cayendo de punta contra el rectángulo
de este presente. Porque el presente se ha olvidado
las flores ―aunque las piense
y se ha olvidado el poema ―aunque lo siga rezando.
Eso de ahí era un puto significado de nada, ¿entendés?
un puto significado haciendo nada, oxidándose
en una vieja carretilla.

Vi a dios en el ojo de una vaca. Pudo haber
sido de otra manera. Sí. Pero era dios y estaba
en una vaca y no fue de otra manera. Y yo
lo vi. Es casi natural, después de todo, que
esto hubiese tenido que sucederme. A mí.
Fue el martes a las 11. El martes 25. Fue al
cruzar la Gurruchaga. El martes 25 sobre la
Gurruchaga. Es natural. Dios flota en el agua
oscura del ojo de una vaca. Es natural y me reí.
Yo lo vi. Tuve que haberlo visto. Tuvo que
sucederle al tipo que era yo. Ahora, no soy
más ese tipo. Ahora recordé: había cruzado
yo alguna cosa, y sentí que dentro de esa cosa
estaban las demás cosas; yo había soñado un
viento golpeándome en la cara. Yo bajaba
en bicicleta, ciertamente, por la Gurruchaga;
en la Gurruchaga vi a dios y era una vaca y
me llamó. Allá fui y ahí es donde me quedé.
Estoy sentado ahora, en pelotas, flotando
dentro del ojo de una vaca, en la pileta del
agua negra de dios. Yo te llamo desde aquí,
a que vinieses. Porque aquí es el corazón que
bombea todas las cosas de la tierra. Este es
el sitio que mueve, como un álgebra, el ojo
de las cosas. Este es el corazón fijado en dios.
Recuerda. Será un martes. Tendrá que ser
un martes. Un martes 25 a las 11 en punto.
Bajarás por Gurruchaga.

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