Durante el segundo semestre del año 2021 inauguramos el ciclo presencial de poesía y música Esgrima Silente en la ciudad de Buenos Aires junto al poeta Sebastián ‘Saquito’ Guitar, el gestor del ciclo @VersosANeptuno. Organizamos dos encuentros de seis poetas cada uno. Aquí les ofrecemos un poema de cada poeta de la primera edición del ciclo.

Eliana Amschlinger (@eli.amschlinger)
Durante las tardes entrerrianas
arrancábamos dientes de león
en un acto de escapismo frente
al calor que sugería la siesta.
A mí me gustaba tirarlas y formar un caminito
un sendero de degollados,
de la misma forma
que doblaba los cuellos de las cucharas y
asustaba a los pájaros en la galería:
una prueba de poder.
Vos, en tu irremediable forma de amar
las ponías en agua bendita al sol
(decías que así la agonía era más pasajera)
pero cada vez que las flores secaban,
se ahogaban,
te negabas a cambiarlas
no podías verlas morir.
Esta navidad,
corté dos jazmines,
y con un poco de resina
fabriqué un collar precioso,
ahora vas con la muerte colgada entre los pechos
y no te pesa.
Creo que esta es la única forma que encuentro
luego de tantos años,
para preguntarte
¿Por qué no puede haber encanto genuino
en lo roto, lo vencido?
Nadia Sol Caramela (@nubelectrica)
2.
esta noche
parece insinuarme algo
miro al cielo
las nubes me arrebatan un pedazo
de luna y con ella su luz
es curioso
mi gata juega entre las plantas
casi no puedo distinguirla
por un instante
me sorprende la belleza
de lo que tiende a perderse
en la oscuridad
Fernando Bogado (@bogadoescribe)
5.
Me alcanza
la novia de mi hermano
que lava siempre todos los platos
un plato con uvas de una parra y me pregunta
si alguna vez
las probé.
Una parra de escena perdida
aparece
tapando un sol
que casi es el mismo de hoy
porque
el tiempo
para el sol
puede ser medido
en unidades
que no conocemos
o que todavía están pendientes
en cada uva.
La piel de la uva separada se acumula al costado
del plato
y me las ingenio
para no notar nada interesante
en el hecho
de que mañana,
muy temprano,
me toca terapia
y a todo esto le van a cercenar un significado.
Andrea Marone (@andreamarone__)
Vení a casa: las sombras
se esconden como cachorros
que huyen a refugiarse
en las cuevas
durante la noche estrellada
chispas de lava de volcán
vertidas sobre un manto negro
que el tiempo
raíz de jengibre
aferrada a la tierra fértil
no ahogue la esperanza
de cada hebra de tu piel
contra mi piel de manzana.
El desierto reclama
la sed de nuestra juventud
para humedecer con sudor
las plantas que crecen en el jardín.
Tu cuerpo al filo de mis caderas
y yo contoneando con la lengua tersa
la línea que te dibuja preciso
a contraluz de mi ventana.
Seguí la coreografía
esa que delinean los pájaros-
envolviendo tus brazos largos
a mis piernas contraídas
así nos vamos acercando
exhalación a exhalación
hasta acabar equidistantes
con la noche plasmada en la piel.
Flor Defelippe (@flora.soy)
Un mecanismo de supervivencia
Una banda narco cayó hoy: escondía cocaína
en ositos de peluche, ahora destrozados
sobre una mesa, el algodón saliendo a borbotones
de la cabeza arrancada del animal y los ojos
dos caramelos negros y duros
brillando en la oscuridad.
Al costado, la pared y la luz fluorescente, las espaldas
desnudas de los narcos, cubierta la cabeza
con su propia ropa, como si no fuera
humana sino de vaca o de león cansado. Afuera de la casa
la mañana permanece y es la hora en la que todo
está por suceder. Vivo al lado de una escuela
parecida a la escuela a la que fui y parecida
a la que irán mis hijas y mis hijos y los hijos
y las hijas de mis hijos y mis hijas. Mi cuerpo
ya muestra la señal del descontento
que habita en todos los cuerpos: las manos
algo ásperas, los brazos cansados
las comisuras y sus líneas suaves:
un camino trazado sobre el que ya
no es posible regresar y las cosas
que simplemente abandoné y dejaron
de ser mías para siempre. Un tender, el balde,
las macetas vacías y apiladas
desde el principio de los tiempos van
tomando forma, fijando
un mecanismo de supervivencia.
No sucede mucho más: anuncian un decreto, picadas
mortales, cada vez más parejas se separan
entre los 35 y los 40, una edad que tendré
en poco tiempo y aún así nada puede retrasar el lunes,
las hojas barridas
prolijamente a un costado de la calle,
el sol que roza un fragmento de pared
y forma un cuadrado blanco
que se vuelve claro, cada vez
más claro hasta borrarse por completo.
Emiliano Campos Medina (@suburbanismo)
Glorieta de Lezama
Bajo la lluvia
el Parque Lezama
es un archipiélago a la deriva,
las gotas estallan
contra las estatuas
y caminás entre la niebla
con el paraguas torcido.
Cruzamos mensajes de texto
y notas de silencio.
El pasado se parte
y asoma una semilla
sin hoja de ruta,
vos y yo en medio
de los truenos,
un estado de gracia
donde por algunos minutos
todo desaparece.