Traumen oder Himmel

Por Daniel Schechtel

Difícil discernir si fue una nube
o el lento discurrir de tinta en hojas;
cualquiera fuera, el cielo llueve y moja:
a la gran biblioteca todos suben.

Los muebles, que vinieron desde Francia,
acumularon polvo. En uno escribo
mi nombre, pensativo. Así percibo
el silencio que inunda ahora la estancia.

Los jóvenes transitan sus lecturas.
La vasta biblioteca cruje y cede
sus libros, su presente de anaqueles
y da sitio al pasado: empuñaduras

de sangre embadurnadas veo, y oigo
la lucha encarnizada; el aedo canta
y Ulises vuelve a oírlo; chispas danzan
frente a los pies de Juana, que arde; estoicos

reescriben la moral, Newton, el cielo;
Cartago vuelve a oír las lenguas muertas;
un joven Remo muere en la contienda
de sangre, proyectando el sacro imperio;

la mano temblorosa traza el búfalo
carmín en la pared de la caverna;
el mismo error francés: Hitler hiberna
en territorio ruso, esperan húngaros.

La industria crea las urbes, Dickens narra,
Quiroga va a morir en coche, en letras,
renueva Satchmo el jazz con su trompeta
y Hendrix prende fuego su guitarra.

Sinnúmero de vidas se reducen
a cifras en la mente de estadistas,
veo a Schindler preparando infames listas,
y a Spielberg, los judíos que conduce.

Se erige y cae Babel, si Dios existe
es porque lo seguimos escribiendo.
La cábala, el antiguo testamento
son laberintos que esto mismo dicen.

Sajones desembarcan en las islas–
un golpe de cristal que tiembla:
un trueno
irrumpe en la lectura:
nadie lee.

Corónase el silencio: ahora legisla.
¿Fue el vórtice verdad o sólo
un sueño?
Soy eterno, la historia
ya me posee:
en el mueble, mi nombre
ya no se lee.


Publicado en Gambito de papel N° 4, en junio de 2015.

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