Por Daniel Schechtel
En mi balcón,
entre penurias
recordé la noche en que imaginaste
la caída de una copa con vino.
Quise cumplir tu sospechoso deseo.
Llené de fragancia y bermellón
la flor vacía
y arrojé tu rosa triste
que cayó
y, a diferencia de tu fugaz silueta,
vació su sangre en la caída
en un columpio de aire antes de ser
semillas de cristal
nuevamente.
¿En qué gesto, en qué calle,
en qué palabra
diste con el augurio de esta muerte?
Publicado en Gambito de papel N° 5, en febrero de 2016.